jueves, junio 08, 2006

oh, my lover....


Te necesito. Esta noche se está viniendo abajo y yo aquí curvada, con las piernas abiertas, esperando. Mi hermosa herida constante entre las piernas. Hueles, escarbas, aumentas la caída de la noche. La noche no se abre, no se abre. Erecto, erecto, erecto. Vuelas noche arriba, pájaro envanecido y me cuentas. Cuéntame, pues, habla de tus triunfos. ¿Te gustó mucho?, ¿no?, ¿qué fue lo que te gustó tanto? Hilas cuidadosamente las palabras, mientras yo ensayo una posición terrible que me conducirá a un riesgo excesivo. Estoy en una terrible posición ante la noche a punto de disolverme ¿Qué te pasa con la sangre?, ¿qué te pasa verdaderamente ante la sangre? Eres uno mas esta noche y te recibo como a uno más, ya sabes, con las piernas abiertas. Si no hubieras atentado contra mi mente podría tocar ahora la fortaleza de tu carne. Erecto, erecto, erecto. La intensidad de mi mano puede más que todas tus mentiras. Ocupando mis dos manos, quizás, pueda capitular la crisis de esta noche. Me duelen los dedos, mis dedos en la boca, la vacía belleza de mi herida. Se avecina otra vez el tumulto. ¿Qué me vas a dar?, ¿con qué me vas a pagar esto?...

...Eres tan común que llega a ser desconcertante. Me desconcierto por mí. ¡Qué espectáculo estoy dando! Lo haré bien, antes pude ser titubeante cuando no comprendía lo que querían. Vi dos cuerpos encajados y me deslumbré por la extensión de los músculos. Te gustan los espejos, ¿no?, no quieres perderte de vista en ningún instante. Juro que esta vez voy a gruñir como un animal para que no te desencajes y me enfrente al hombre que anda detrás de mí para matarme y matar mi visión. Es trágico. Adiviné dónde está la guarida de los pájaros. Me han enrolado como trabajadora y debo combatir por mi sustento, defender cada punto del contrato. ¿Y tú, qué haces? El hombre está afuera paseándose escrupulosamente de un lado para otro, un pájaro listo para levantarse en contra de mí. Me cegará inevitablemente. Acompáñame esta noche, no dejes que me avergüence por la posición que estoy tomando. Cada noche. Tengo algo interiormente resbaladizo que me impide alinearme con las trabajadoras. Siento que perderé mi batalla, pues los pájaros se han resguardado tras un negro riguroso y soy incapaz de distinguirlos en la oscuridad. Soy solamente una asalariada, una trabajadora entre muchas, curvada, abierta de piernas. Te apareces desnudo, descaradamente alado, con una fina pelusa alrededor. Parado encima de la cama empiezas a curvarte, a curvarte. Te curvas y suavecito empiezas a reparar mi inmenso daño.

.diamela eltit.



como leí en un blog el otro día, siempre alguien dice las cosas mejor que uno...

1 comentario:

Anónimo dijo...

ouch, qué fogosa

me encantó